Historia del parque
Cuenta Móstoles desde tiempo indefinido con una dehesa llamada "El soto" que todos los años se sacaba a subasta para el aprovechamiento de sus pastos y rastrojeras. En el mes de junio se subastaban los pastos de rastrojera para 250 cerdos a 250 pesetas y con disfrute hasta el 30 de septiembre (1924). En octubre se solía subastar de nuevo, para 700 cabezas de ganado lanar y bajo el tipo de 750 pesetas por el periodo de octubre a febrero.
Alrededor del 11 de noviembre se hacían las primeras matanzas de cerdos con vistas a que los fríos otoñales e invernales facilitaran la conserva. Estos animales en los hogares mostolenses eran garantía contra el hambre (aproximadamente un 30% de las familias tenían un cerdo). Muchos se vendían a plazos y un porquero los recogía por las casas para llevarlos al Soto. Casi todos los días solía haber algún incidente de las lavanderas con el porquero ya que la mayor parte de las ropas se lavaban en el soto donde había cantidad de agua y extensas praderas donde secar la ropa.
De "El Soto" se tienen noticias de que pertenecía al ayuntamiento al menos desde 1600 (un soto y vega con arbolado justipreciado en 35.000 reales). Con motivo de las leyes de desamortización el ayuntamiento perdió todas las fincas rústicas que poseía pero pudo conservar "El Soto".
Los terrenos albergaban una numerosa población de álamos negros, chopos y fresnos. Las sucesivas subastas de madera que se hicieron todos los años llevarán al Soto casi a la desertización. Ya en 1910 el inspector general de repoblaciones forestales y piscícolas acuerda que "para que se extienda el arbolado es de gran interés que se le ame y se le respete y al efecto nada mejor que inculcar en el pueblo esas ideas, celebrando la fiesta del árbol en todas partes y dando carácter oficial".
Toda esta progresiva e indiscriminada tala tendrían su punto máximo en 1941 cuando el 26 de enero se subasta la venta de nada menos que 1.000 álamos negros dejándolo prácticamente desértico.
Por otra parte, en 1918 el ayuntamiento arrendó sus tierras por parcelas, unos 80 entre vecinos, por sorteo y para cuatro años improrrogables; a pesar de las referencias que decían que "El Soto" y vega estaban destinados para pastar los ganados de todos los vecinos por lo que sus tierras no se arrendaban. El pago tenía que ser por adelantado y la experiencia fue un fracaso, ya que las tierras se explotaron desmesuradamente, estas se fueron resintiendo progresivamente, descendiendo el interés por ellas hasta quedar prácticamente abandonadas.
Ya en 1984 y como compensación ambiental por la futura construcción de la depuradora de El Soto, se construyó el parque con el perímetro actual. En él se realizaron circuitos de cross cuyas huellas pueden aún intuirse en algunas zonas ahora ya arboladas y cubiertas de vegetación.
En el diseño del parque se respetaron los almendros, lindes de las antiguas parcelas de cultivo y que aún ahora se pueden disfrutar siendo las especies más delicadas y especiales del parque y las primeras en anunciar con su floración el final de los fríos invernales. Probablemente para seguir con la tradición de las alamedas, en esta zona de la entrada del parque encontramos plantaciones de chopos de diferentes especies.
Pero sin duda el elemento más singular es el lago, ubicado en el centro del parque, que alberga numerosas especies de peces y aves, no solo los llamativos patos y ocas sino también migratorias como cormoranes o garza real.
Alrededor del lago se distribuyen las zonas de mayor uso público debido sin duda a la presencia de las zonas verdes donde los visitantes disfrutan de su tiempo libre.
Pero queda una gran parte del parque bordeando su perímetro que no por ser menos visitada es menos interesante, de gran interés ecológico por ser refugio de fauna, tranquila y agradable para todos aquellos caminantes habituales y deportistas que conocen a fondo este espacio periurbano de 44 Ha de superficie.
